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Mrz 23, 2011

Los riesgos de la radiación: la salud y el medio ambiente

15 de Marzo de 2011 del artículo “Tensión en Tokio ante posible llegada de nube de radiación” del diario EL TIEMPO

”La liberación de grandes cantidades de material radioactivo tiene graves efectos sobre la salud pública y el medio ambiente. Además, la radiación no se ve ni se huele, como expresa el radiobiólogo español Eduard Rodríguez-Farré.

En el núcleo de un reactor nuclear, a partir de la fusión del uranio, existen más de 60 contaminantes radiactivos, unos de vida larga y otros de corta, que se acumulan en él, por ser parecidos a nuestros elementos biológicos.

Entre ellos, el yodo, el estroncio 90 y el cesio (C-137) son algunos de los contaminantes más perjudiciales para la salud humana, ya que aumentan el riesgo de padecer todo tipo de cánceres y disminuyen la inmunidad del organismo.

La afección del yodo es inmediata, provoca mutaciones en los genes y aumenta el riesgo de cáncer, especialmente de tiroides.

El cesio se deposita en los músculos, mientras el estroncio se acumula en los huesos, durante un periodo mínimo de 30 años.

Ambas sustancias multiplican la posibilidad de padecer cáncer de huesos, de músculos o tumores cerebrales, entre otras patologías.

Las radiaciones afectan también al sistema reproductivo, pero más a las mujeres que a los hombres.

Los espermatozoides se regeneran totalmente cada 90 días. Sin embargo, los óvulos permanecen en los ovarios toda la vida y si un óvulo es alterado por la radiación y fecundado posteriormente, se producirían malformaciones en el feto, incluso años después.

Cuando la principal vía de contagio es la inhalación sólo es efectivo ingerir pastillas de yodo, porque el cuerpo va eliminando el yodo sobrante y, de esta forma, cuando se satura de yodo normal puede ir eliminando el yodo radiactivo inhalado.

Si el contacto es a través de la piel, se elimina lavándose con detergente tanto el cuerpo como el pelo y las uñas, y desechando la ropa.

A partir de cierta acumulación de radiación en el cuerpo humano se produce malestar general, dolores de cabeza, náuseas, vómitos, fiebre y diarrea.

Si el nivel de exposición aumenta, se producen hemorragias, anemia e infecciones por la disminución de glóbulos blancos.

Pero si la exposición es aún mayor puede generar la muerte en unos días o en sólo unas horas
, debido a que los efectos de la radiación son acumulativos.

Los trastornos más frecuentes producidos por el exceso de radiación son el cáncer, las alteraciones gastrointestinales, afecciones de la médula ósea, así como del aparato reproductor (infertilidad, malformaciones, entre otros) y el debilitamiento del sistema inmunológico.

El medio ambiente también sufre las consecuencias potenciales de las radiaciones desencadenadas por la fusión del núcleo, que puede afectar a un área de decenas de kilómetros a la redonda.

La contaminación nuclear se deposita en el suelo y en el mar y se incorpora a la cadena alimentaria de los seres vivos mediante un proceso de bioacumulación.

Va pasando de unos a otros, entre plantas, animales y seres humanos. En general, los efectos de la radiactividad son acumulativos y una exposición, aunque sea pequeña y continua, resulta peligrosa.

Los otros afectados: agua, leche y vida marina
Los materiales radiactivos esparcidos en el aire por la planta nuclear dañada por el terremoto en Japón contaminarían los alimentos y las fuentes de agua, lo que pone a los niños y los bebés por nacer en riesgo de desarrollar cáncer.

No obstante, los expertos señalan que se necesitan mediciones más precisas sobre el nivel de radiactividad en Japón y en la región para poder realizar una evaluación adecuada del riesgo.

"Cuanto mayor es la radiación, mayor es el riesgo de cáncer", señaló Lam Ching-wan, patólogo químico de la Universidad de Hong Kong.

El material radiactivo es transportado por diminutas gotas de humedad presentes en el aire.

Así, puede ser inhalado directamente e ingresar a los pulmones y llegar al mar y al suelo a través de la lluvia, por lo que puede contaminar los cultivos, la fauna marina y el agua para beber.

La leche de vaca también es especialmente vulnerable, según explican los especialistas, si el ganado pasta en zonas expuestas a la radiación.

Lee Tin-lap, toxicólogo y profesor asociado de la Escuela de Ciencias Médicas de la Universidad China de Hong Kong, indicó que debe medirse la radiactividad en las aguas que circundan Japón.

"Nadie está midiendo los niveles de radiación en el mar" dijo Lee.  "El vapor que se emite al aire terminará nuevamente en el agua y la vida marina se verá afectada (...) una vez que llueva, el agua para beber también se contaminará", añadió. 

Niños en riesgo
La radiación es peligrosa porque puede provocar cambios o mutaciones en el ADN, lo que luego avanzaría hasta generar cáncer.

Mientras que el cuerpo humano puede reparar los cambios o daños en el ADN, una persona sólo está segura si el proceso de reparación sucede más rápido que el tiempo que le lleva multiplicarse al material mutado o dañado de ADN.

La mayoría de los expertos coinciden en que los niños en crecimiento y los fetos corren el mayor riesgo porque sus células se dividen a un ritmo más veloz que las de los adultos.

Además, los pequeños consumen más leche de vaca que los adultos, lo que incrementa su riesgo, señaló un científico japonés que trató a víctimas de la bomba atómica de Hiroshima.

"Las vacas son como aspiradoras, toman el material radiactivo que se encuentra en una zona amplia de pastura y luego esas partículas se concentran rápidamente y pasan a la leche", explicó el especialista.

"Eso fue lo que sucedió en Chernóbil y desafortunadamente no se había brindado la información sobre el riesgo a los padres", agregó.”

http://www.eltiempo.com/mundo/asia/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-9013920.html


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