Reflexiones sobre la Guerra del Líbano: Carta de Yvonne Deutsch, de Mujeres de Negro


Queridas hermanas y amigas:

En medio de la guerra, la semana pasada, tuvieron lugar las celebraciones mundiales del orgullo gay en Jerusalén.

El año pasado se pospusieron para este año a causa de la “desconexión” (desalojo de los asentamientos en Gaza). Este año se suspendió la Marcha a causa de la guerra, pero los demás actos se celebraron. Hubo una desmesurada reacción religiosa contra la Marcha fruto de la unión de fundamentalistas judíos, musulmanes y cristianos. ¿Por qué no serán capaces de conseguir esa unión para crear un proceso de justicia, reconciliación y paz para todos? ¿Por qué se unen para odiar a las lesbianas, gays , bisexuales y transexuales? Claro que hay encuentros interreligiosos de diferentes grupos musulmanes, judíos y cristianos en busca de la paz. Pero el poder no está en las manos de gente a la que le gustaría un auténtico cambio de los valores que realmente importan y el fin de toda opresión y sufrimiento.

Ni en mis peores pesadillas imaginé que esta guerra fuera a ser tan larga y dolorosa. Hoy han declarado un alto al fuego. Nosotros, la izquierda radical estamos en la calle desde el primer día soportando sentimientos de odio y racismo. Nos miran como traidores más que nunca. La semana pasada los sectores sionistas del movimiento pacifista han empezado a despertarse. Nuestro función histórica es la de ser catalizadores de la corriente principal del movimiento pacifista. Pero es importante mencionar que desde el principio de la guerra también pacifistas sionistas, de forma individual, participaban en nuestras manifestaciones.

En las dos primeras semanas asistí a las vigilias contra la guerra en Jerusalén todos los días. Jerusalén no forma parte de la zona de guerra actual lo que quiere decir que aquí es posible continuar haciendo nuestra vida habitual. Pero la pena y el dolor por esta escalada de sufrimiento es tremenda. Apenas puedo concentrarme en mi trabajo. Formo parte de la organización feminista en asuntos de la guerra quienes trabajamos con mujeres de comunidades privadas de derechos -las cuales están políticamente en desacuerdo con nosotras– estamos buscando maneras de debatir los temas de guerra y seguridad desde una perspectiva feminista basada en sus experiencias. También tenemos programado un encuentro de activistas para realizar nuestro propio debate político ya que constantemente se han realizado manifestaciones y actividades aunque marginadas y con muy poco eco en los medios de comunicación.

Cada sábado, judíos y palestinos de Israel marchamos en Tel Aviv contra la guerra. Entre otros eslóganes gritamos que nos negamos a ser enemigos. Una amiga palestina a la pregunta de qué era los que le daba ánimos en esta horrible situación, inmediatamente contestó que las manifestaciones de árabes y judíos en Tel Aviv. Aunque nuestras voces apenas sean escuchadas por la opinión pública, insistimos en hacer marchas juntos. Insistimos en estar juntos y decir entre otras cosas: Estamos contra la guerra, No queremos matar y que nos maten al servicio de Estados Unidos, Los niños de Haifa y Beirut, todos quieren vivir, Nos negamos a ser enemigos. Salgo a la calle a expresar mi postura públicamente. Salgo para expresar mi oposición a que se intente resolver el conflicto con las armas. Salgo a expresar mi solidaridad. Salgo a la calle a estar con mis amig@s palestin@s.

Hay tanto dolor y sufrimiento en ambos lados. El sufrimiento y la destrucción en Líbano es mayor y me siento muy mal por ello. Se hace en mi nombre. Se hace en nuestro nombre. Pero también aquí hay destrucción de la vida en muchos niveles. Expreso mi pesar por el sufrimiento de los heridos, por los muertos y por sus familiares, por los refugiados en Líbano, aquellos cuyas casas se han destruido, mujeres, hombres, niñas y niños en la zona de guerra a los que se les ha condenado a la destrucción, a la ansiedad y a una mayor pobreza. Dos amigos míos tienen padres mayores en Haifa que son supervivientes del Holocausto. No quisieron dejar sus casas y sus hijos estaban muy preocupados. Más tarde hemos empezado a oír casos de personas mayores y enfermas que no podían ir a los refugios. La horrible situación de Gaza y Cisjordania no es el centro de la atención pública. Esto también se hace en nuestro nombre.

Las organizaciones feministas en Haifa, Tel Aviv, Jerusalén y otros lugares se han movilizado en torno a las necesidades de las mujeres como madres solas con niños y mujeres pobres. Al final los medios de comunicación han hecho mención también de una crítica feminista contra la guerra. No obstante nuestra visión del mundo es todavía marginal. La crítica estaba ahí desde el comienzo pero los medios no han respondido a ella hasta ahora. Las pegatinas en las calles proclamando que Israel iba a ganar la guerra estaban por todos los sitios. ¿Qué significa ganar una guerra? La separación entre judíos y árabes o entre israelíes y palestinos está aumentando. Estamos creando más odio hacia nosotros. Vamos a enfrentarnos con problemas económicos y sociales aún mayores. Muchos han sido asesinados. Muchos están heridos. Se entregará mucho más dinero al Ejército y menos a la salud, educación y bienestar social. Pienso que todavía no podemos hacernos una idea de la destrucción interna que la sociedad de Israel tendrá que afrontar. Las posibilidades de un auténtico proceso de paz entre Israel y Palestina parecen menos probables en unos cuantos años. Hemos perdido la esperanza de poder ser testigos y formar parte de un proceso de justicia, reconciliación y vida en paz entre judíos y palestinos en el Oriente Próximo. Más importante que la lucha contra todo tipo de fundamentalismo religioso aquí el problema central es el conflicto nacional.

Como ya he mencionado antes somos testigos de actitudes racistas, de deshumanización y odio al enemigo: una actitud estereotipada dirigida hacia una comunidad numerosa, esta vez hacia los árabes musulmanes. Este es un fenómeno extendido por todas partes. Como feministas debemos discutir esta idea del enemigo en profundidad y oponernos a él. Solo a través de la conciencia profunda de que todos los humanos del universo estamos conectados podemos realmente originar un cambio. No nos va a resultar fácil porque consideramos al Patriarcado, al Militarismo, al Fundamentalismo, al Capitalismo y a todos los sistemas opresivos como el enemigo. Somos testigos de las ruinas y la destrucción de esos sistemas opresivos por todas partes. Sabemos que los hombres que están en el poder y en la industria armamentística forman parte de esos sistemas y se benefician de ellos. ¿Cómo nos relacionamos como feministas con nuestros enemigos? ¿Disponemos de una aportación propia al concepto de enemigo?

Espero que el alto al fuego me ayude también a volver a mi trabajo diario con mujeres en cargo de responsabilidades. Esas mujeres, por su labor en las oficinas de bienestar social y de organizaciones para el cambio social, tendrán que afrontar nuevos desafíos sociales y económicos a los que se enfrentan las personas de comunidades privadas de derechos. Esta tremenda responsabilidad les supone una carga extra. En nuestro proyecto también queremos involucrarlas en una crítica feminista de los derechos sociales y del cambio social.

Espero que cada una, cada uno de vosotr@s esté bien.
Cariño y Abrazos,

Yvonne Deutsch, MdN Jerusalén

Traducción del inglés: Maria Luz González, MdeN de Madrid